Gabriela Medina D. Desde el 2012, el 13 de mayo se celebra el día internacional de esta crema de garbanzos, por eso te traemos tres recetas de cómo hacer hummus, un plato que es parte de la gastronomía del Medio Oriente y Grecia. Incluso muchos de estos países se disputan su origen.
En este sentido te ofrecemos tres miradas de esta crema de garbanzos y cómo es preparado en diferentes culturas.
1. Hummus según Líbano
Mi amiga Lorena es de descendencia libanesa y explica que cuando visitó Beirut el hummus era como la mayonesa. “Se lo echaban a todo”. Su manera favorita de comerlo es con pan pita frito. Con respecto a la receta con la que creció describe que era hacer puré los garbanzos en una procesadora con una cucharada de tahina, aceite de oliva, ajo, sal y unas gotas de limón. Ella lo sirve con un chorro de aceite de oliva y paprika pero desde que vive en Chile le agrega merkén.
2. Hummus según Turquía
Mi amiga Sarah es de familia turca confiesa que no es fan del hummus pero que cuando era niña lo hacía junto a su madre y abuela. Al preguntarle a sus parientes en Turquía sobre cómo hacen esta crema de garbanzos le explicaron una manera bastante sencilla de hacerla. Al igual que en el Líbano mezclan garbanzos, aceite de oliva, ajo, limón y tahina. El único detalle diferente es que le agregan comino.
3. Hummus según Grecia
Diana es de familia griega y me comentó que la receta de su abuela es la misma base que la libanesa con la diferencia que lleva albahaca. Igualmente, en algunos sitios webs indican que también el hummus griego puede llevar queso feta y orégano. Además, que lo acompañan con aceitunas kalamata.
A través de la exploración de estas recetas emblemáticas, hemos podido sumergirnos un poco en la gastronomía de estos tres países, descubriendo los matices de sabores que las distinguen.
Desde el hummus sedoso y aromático del Líbano, hasta la versión especiada de Turquía y el toque fresco y mediterráneo de Grecia, cada variante ofrece una experiencia gastronómica única y cautivadora. Estas recetas no solo son una celebración de la diversidad y a la vez de lo que nos une, sino también de un recordatorio de la capacidad de la comida para crear conexiones significativas con nuestra familia y herencia.
