La nostalgia es un ingrediente inevitable en la experiencia migratoria, y pocas cosas la despiertan con tanta fuerza como la comida. No solo se extrañan los sabores del país que se deja atrás, también los del hogar en su forma más íntima. Así nace el cheesecake Magaly de la pastelería Oncleer en Santiago de Chile, de la mano de Andreevna Rada, cofundadora y directora creativa, y Viktoria Contreras, cofundadora y directora administrativa.
Oncleer es un lugar especializado en cheesecakes de dos chicas migrantes de Venezuela que trabajaban en un restaurante, pero querían ganar dinero extra. Especialmente en el contexto del estallido social de 2019. Así empezaron a vender varios tipos de tortas, lo que luego se convirtió en el sueño de abrir una pastelería.
La venta de dulces también llegó a ser un salvavida en la pandemia que inició en 2020. De esos años empezó a formarse seriamente la idea de un negocio más formal, que encontró su primera ventana en Instagram.
Andreevna Rada es de la ciudad de Mérida, estudió gastronomía en Venezuela y en su época de estudiante también vendía tortas. Siendo el cheesecake el postre más vendido. No obstante, los primeros bosquejos de la pastelería soñada estaba más pensada para especializarse en éclairs. “Pero no teníamos las herramientas que se requieren y las primeras pruebas nunca salieron como queríamos, no funcionó. De ahí nace el nombre de Oncleer, del concepto de la once chilena que nos gusta mucho, de reunión, de pausa, de compartir con éclairs”.
Al ver que no funcionaron los dulces de origen francés, empezaron a probar con una de sus tortas más populares del pasado, el cheesecake.

¿Cómo nace el cheesecake Magaly?
El regreso al hogar es lo que inspiró este nuevo sabor de cheesecake en el menú de Oncleer. El cual fue un reencuentro con el pasado y la vuelta a sabores de la infancia. La pastelera lo describió como un proceso hermoso y un tributo.
“Tenía casi 8 años sin ir a Venezuela y fui de diciembre a enero. Reencontrarme con el espacio, con la ciudad, la gente, el ritmo, fue un viaje literal y metafórico. Porque el estar de nuevo en casa probando de nuevo esos sabores, que antes eran tan típicos, tan recurrentes como los que están inspirados en este cheesecake, que se basa en un plato que me hacía mi abuela con plátano (cambur en Venezuela) caramelizado, mantequilla y queso. ¡A mí me encantaba!”, explicó la directora creativa.
Igual Rada aclara que incluso en Venezuela el postre que su abuela le hacía no es muy tradicional, pero eran ingredientes y sabores del país. “Es una mezcla extraña. Pero siempre fue muy de casa, de hecho me pasaba que de adolescente, yo hablaba de eso y me miraban raro, incluso en Mérida. Más que una tradición de un país, es un plato típico de mi casa, de mi abuela y su cocina”.
Acerca del proceso se enfocó en recrear ese sabor en un cheesecake, lo que describió como algo de mucho ensayo y error. “A veces me generaba cierta frustración, no estaba llegando al sabor y cambié técnicas. Además, el cambur es difícil de trabajar en la repostería. Porque se pone oscuro, cambia la textura. Tenía que hacer cosas para que se mantuviera la textura adecuada”, explicó.

Un viaje lleno de nostalgia
Por su parte, Contreras, también cuenta que Andreevna no se atrevía hacer este plato por la nostalgia que le causaba. Asimismo, comentó que cuando su abuela se enteró de que su nieta regresaba de visita, envío una foto de que estaba practicando su dulce favorito y la inspiración que dio vida al cheesecake Magaly: el cambur caramelizado con queso.
“El estar allá y que ella lo hiciera fue muy lindo, esa conexión de sentirse consentido nuevamente, estar en casa, una paz increíble”, señaló la directora creativa.
Sobre como llegó a nombrar el cheesecake, cuando empezó a crear la receta no tenía mucha idea. “Pero después pensé que mejor nombre que el de mi abuela, es un tributo a ella”.

Un homenaje a las abuelas
Las primeras reacciones del cheesecake Magaly también despertaron una ola de nostalgia en sus consumidores. Como sacado de la película Ratatouille, a muchos de los que han probado este postre los lleva a memorias a sus abuelas o tías. Especialmente a personas que sí estaban familiarizadas con el plato de plátano caramelizado con queso.
“Nos sorprendió que sí había gente que lo conocía y lo había probado, sobre todo en Trujillo (ciudad de Venezuela). Quizá no es tan popular, pero sí había gente que creció con esos sabores. Lo que teníamos en común es que eran tías o abuelas las que lo preparaban”.
Para Rada, lo normal, a la hora de crear un postre, es centrarse en la creatividad, la innovación, combinar sabores y afirma que nunca de algo tan íntimo, tan personal. Para ella pudo también no funcionar, aunque en el caso de Magaly fue una reacción muy positiva y emocional para muchos de sus clientes.
Sobre la reacción de los locales que no están tan familiarizados con estos sabores, ambas manifestaron que en general el intercambio cultural es interesante. Tanto el cheesecake Magaly como otros postres que han hecho con influencias venezolanas han despertado la curiosidad de chilenos. Incluso cuando hacen platos de fusión chilena venezolana o de otras culturas es muy bien recibido.
Una pastelería de sabores migrantes
A la directora creativa les gusta conocer y probar sabores de otras partes del mundo. Hace poco experimentó haciendo pan de muertos en noviembre, un alimento perteneciente a la gastronomía mexicana, específicamente al Día de los Muertos. También fue muy exitoso, muchos mexicanos migrantes vinieron a probarlo. “Una señora lo probó y es muy gratificante cuando un paladar mayor le gusta algo que es de su país. Hasta lo publicó en un grupo de Facebook de mexicanos”, indicó la directora administrativa, Viktoria Contreras.

Además, Rada destaca que para ella es importante no tener prejuicios sobre otras gastronomías. “Siempre tratamos de combinar sabores, de aquí, de allá, de otros lados. Yo no tengo el prejuicio que pasa mucho en la gastronomía, que cierta comida es mejor que otra. Es tan sencillo como saber que si uno hubiese nacido en otro país, esas serían tus costumbres, lo que comías en tu casa, tu cotidianidad. Por eso tengo mucho respeto de los distintos orígenes”.